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Atletismo

Fernando Unzu, padre y entrenador: «El secreto de Verdeliss es que mientras corre va hablando»

Es la mano detrás de las gestas salvajes de la atleta 'influencer', aunque él dice que más bien es «autodidacta»

La hazaña salvaje de Verdeliss genera alerta médica entre los expertos

Fernando Unzu, este martes en Pamplona EDU SANZ
Sergi Font / Ricard López

Sergi Font / Ricard López

Barcelona / Pamplona

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Estefanía Unzu, conocida como Verdeliss, se inició en el atletismo, siguiendo la tradición familiar. Su madre, Marta Ripoll, es directiva de la Federación Navarra y jueza de atletismo y su padre, Fernando Unzu, jugó al balonmano al más alto nivel. Ambos fundaron el club de atletismo Ederki y allí se fogueó la pequeña Verdeliss, con siete años, junto a sus seis hermanos. Fernando, que además de padre ejerce e entrenador, tiene parte de culpa del récord de la 'influencer' tras correr y ganar seis maratones en siete días y en siete continentes diferentes.

—¿Cómo se inició su hija en el atletismo?

—Su madre y yo tenemos un club de atletismo, el Ederki, y empezó con siete añitos, al igual que todos sus hermanos.

—¿Cómo era?

—Era una niña normal, no destacaba por ningún tipo de valor físico.

—¿Por qué le dio por correr?

—Porque le gustaba. Yo tengo siete hijos y todos han hecho atletismo porque es una actividad que educa tanto el cuerpo como la mente. Todos ellos excepto Estefanía han destacado en deportes de potencia, incluso a nivel nacional. Mi hija mayor es campeona absoluta de España en combinadas y el resto han tenido marcas importantes. La única que ha salido con el valor de la resistencia ha sido Estefanía. Le gustaba correr e incluso hacía marcha de pequeñita.

—¿Cómo era un día de entrenamiento?

—Como el de cualquier niña. Con los niños, yo suelo empezar con juegos dirigidos al atletismo. Lo que sí hacíamos era una base de calentamiento un poco más aeróbico antes de los juegos.

—Lo dejó con 18 y volvió hace un par de años tras ser madre de ocho hijos…

—Dejó el atletismo a los 18 años porque se fue a vivir a Madrid con su marido. Estuvo trabajando ahí y luego por diferentes motivos regresó a Pamplona. Con la pandemia hizo un maratón virtual que se asemejaba al de París, pero corriendo por la calle. Fue el primero que hizo casi 20 años después. Lo acabó bien, aunque luego tuvo algunos problemas musculares. Y a partir de ahí no ha tenido más problemas físicos.

—¿Un maratón virtual?

—Salió con su marido, que llevaba el plano de por dónde tenía que ir. Ella llevaba el reloj, que le indicaba los kilómetros que llevaba hechos. Llego un momento en el que Aritz le dijo que no podía seguir el ritmo y Estefi le contestó: «Pues ahí te quedas». Siguió corriendo hasta que el reloj le marcó que había hecho los 42.195 metros, en un pueblo. No sabía ni donde estaba. Me tuvo que llamar a mí para que la fuera a buscar…

—¿Qué le dijo cuando le comentó que iba a correr los siete maratones en siete días?

—Ella ya había hecho un reto que consistía en correr un maratón al mes durante un año. Entonces ya le dije que era excesivo. El que hace maratones hace dos o tres al año como mucho. Pero decidió hacerlo y lo completó.

—¿Y cuál es el secreto?

—Una persona que se dedica al maratón con el objetivo de conseguir una marca solo debe hacer dos o tres maratones al año porque lleva el cuerpo al máximo, pero Estefanía cuando corre nunca lo lleva al cien por cien, va hablando, grabándose, saluda a la gente… Y llega en buenas condiciones. Corre a un 70 por ciento de lo que podría ser su ritmo límite. Ese es el motivo por el que puede hacer tantos maratones. Los utiliza como entrenamiento.

—¿Y cómo preparó el World Marathon Challenge?

—Para realizar el 7x7x7 acordamos que, para aguantar siete maratones en siete días, teniendo en cuenta la Antártida, que era el que más miedo me daba por el tema del frío y el exceso de peso por la ropa que llevaba, debía ir más flojo de lo que suele ir habitualmente porque vamos a lo desconocido y no sabemos cómo va a responder el cuerpo. Fue más tranquila pero los ritmos de ella son relativamente altos para muchas mujeres.

—¿Usted cómo ha vivido este reto?

—Con mucho nerviosismo. Cuando acabó la carrera de la Antártida ya me quedé tranquilo porque no sabía qué iba a pasar. Tenía que ir con máscara por el frío, no podría llevar los geles habituales porque se congelaban, las zapatillas eran especiales y más grandes porque tenía que llevar capas de calcetines. Una vez acaba esa carrera ya me quedé más tranquilo. El resto fue bordado. Excepto en Miami nadie conseguía mejorar las marcas de Estefanía. Y ha quedado campeona del reto incluidos los hombres

—¿Qué parte de culpa tiene usted en ese récord?

—Ella es la que lleva su propio entrenamiento, es autodidacta y trabaja por sensaciones. Cuando no puede más afloja y cuando ve que va bien aprieta.

—¿Qué ha sido lo más difícil de este reto?

—Lo más complicado fue el no poder descansar como se debe. Hacían las maratones, cogían el avión y comían y dormían ahí. Era cómodo, pero entre que servían las comidas, que las azafatas decían algo, que había ruido… dormían entre dos y tres horas al día durante la semana. Eso fue probablemente lo más duro. Pero dentro del perjuicio que le supuso, es uno de los factores que le favoreció más a Estefanía que al resto de los competidores, porque ella tiene una vida muy anárquica. Tiene mucha familia, tiene que llevar los niños al colegio, preparar las comidas, entrenar, etc… Igual está a las tres de la mañana publicando cosas o a las ocho está corriendo en la cinta. Fue algo parecido a lo que pasó durante el reto.

Fernando Unzu entrena a Verdeliss mientras sostiene a una de sus nietas en brazos EFE

—¿Podía hablar con ella?

—Muy poco. Ha estado bastante al margen de las comunicaciones. Solo hizo dos videoconferencias con su marido e hijos. Conmigo un par de veces desde algún aeropuerto. Hablábamos de cómo se encontraba y me decía que estaba hecha polvo, que tenía las piernas… Al final es un reto muy complicado, aún no yendo a ritmos altos. A mí me sorprende cómo una persona puede aguantar tanto.

—¿Le sorprendió el final en Miami, con esa 'pájara' con lo bien que había ido hasta entonces?

—No porque puede ser una reacción normal del cuerpo dentro del esfuerzo que ha tenido con los cambios de temperatura, de humedad, los geles que se toman que son indigestos, la deshidratación… Yo lo pasé mal porque teníamos muy pocas noticias de la carrera, las emisiones en directo eran esporádicas y las informaciones que llegaban no eran buenas: que si estaba vomitando, que si perdía 20 minutos respecto a la que va primera… Cuando llegó ya me quedé más tranquilo.

—Ganadora, pero sin récord…

—El objetivo inicial era acabar, no hacer ninguna marca. Lo que ha hecho ha sido una consecuencia.

—¿En cuál ha sufrido más y en cual ha disfrutado más?

—En la que más he disfrutado ha sido en el Jarama, en Madrid. Estuve allí y estaba arropada por su familia. Pasó un día agradable, aunque muscularmente ha sido la que más le ha costado por las pendientes que tenía el Jarama. Y la que más he sufrido ha sido la de Miami por lo que ya le comentado.

—El deporte es sano pero lo que ha hecho su hija…

—El deporte de élite de alta competición no es sano. Llevas al cuerpo al cien por cien y a veces incluso más. El deporte de diversión sí y es totalmente recomendable. Lo que ha hecho Estefanía y lo que hacen todos los deportistas de élite es llevar el cuerpo al cien por cien y en mi opinión no es sano pero el objetivo es otro.

—Hoy en día cualquiera quiere correr un maratón… ¿Qué les aconsejaría usted?

—No todo el mundo está en condiciones de poder hacer maratones. Tienen que empezar poco a poco y ver cómo les responde el cuerpo. Deben tomárselo como un entretenimiento. Deben seguir ritmos a una velocidad de poder ir hablando con otra persona que vaya a su lado. No hay que exprimir el cuerpo.

—Usted tiene siete hijos y 17 nietos, Verdeliss ocho hijos… ¿Ya tienen sitio para juntarse todos?

—Me hice una casita muy cerca de Pamplona y cuando la estaba diseñando le dije al arquitecto que era fundamental tener un salón donde puedan caber 40 o 50 personas para comer. Cada vez que hacemos una celebración nos juntamos todos. Este domingo celebramos el regreso de Estefanía.

—¿Se acuerda del nombre de todos los nietos?

—(Risas) Me cuesta. Si me concentro sí, pero a veces a uno le llamo con el nombre de otro.

—Los cumpleaños deben ser una ruina económica…

—Y en Reyes ni te digo… Mi mujer tiene una memoria prodigiosa y se acuerda de todos los cumpleaños. Mi mujer, durante todo el año, cuando ve ofertas de juguetes los va comprando y luego los repartimos…

 

—¿Qué diferencia hay entre Estefanía y Verdeliss?

—Son la misma persona. Verdeliss es el nombre que sacó para las redes sociales. Ha superado retos difíciles durante toda su vida, eso se está plasmando en lo que está haciendo. Lo que más me sorprende de Estefanía no es su capacidad de esfuerzo, de trabajo, sino su capacidad de comunicación con la gente, lo que transmite. Eso sí me parece impresionante.

—¿Cómo lleva usted esto de las redes sociales y que ella sea tan conocida, incluso haya participado en un GH?

—Lo llevo bien, perfectamente. Es algo que ella ha decidido, que le funciona. Es parte de su trabajo, su empresa 'Green Corners' y sus retos deportivos. No tengo problema. Estar en la opinión pública es positivo prácticamente en todo. Siempre hay alguien que opina en contra, pero hay que aceptarlo.

—¿La fama de su hija le ha cambiado a usted la vida?

—Me ha cambiado en el sentido de que la prensa me llama más y porque me saluda más gente por la calle, pero lo llevo bien y sin problemas.

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