Ir al contenido
_
_
_
_
columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La cáscara de la nuez

Con la Reforma, el catolicismo se quedó con la liturgia, las ceremonias, las procesiones, las sagradas vestiduras bordadas, el barroco de Bernini y la Capilla Sixtina

La cúpula de la Basílica de San Pedro, tras las esculturas que coronan la columnata de Bernini, en la Ciudad del Vaticano.
Manuel Vicent

Un día le preguntaron a Salvador Dalí: “¿es usted creyente?”. Dalí contestó: “no soy creyente, pero soy practicante”. Tal vez el pintor no fue consciente de que con este desplante tocaba una tecla muy sensible de la actitud ante la religión. De hecho, hay que remontarse a 1517, año en que Lutero se enfrentó a Giovanni de Médici que gobernaba la Iglesia con el nombre de León X, un Papa depravado, corrupto, amante de los placeres, aficionado a impartir el sacramento del veneno a sus enemigos. Frente a este estado de desenfreno, Lutero comenzó a elaborar las 95 tesis que fueron la base del protestantismo. Con la Reforma los protestantes se llevaron la fe, la interpretación personal de la Biblia, la austeridad del culto en los templos desnudos, la comunicación directa entre el creyente y Dios. Lutero se llevó el interior de la nuez y el catolicismo se quedó con la cáscara que era la liturgia, las ceremonias, las procesiones, las sagradas vestiduras bordadas, el barroco de Bernini, Miguel Ángel, la Capilla Sixtina, Caravaggio, el esplendor del culto, la belleza de las imágenes y la magnificencia de los mármoles. Con el pecado el protestante cargaba con la culpa en la nuca y la ceniza en la frente hasta el último momento de su vida; en cambio, el católico se podía permitir ser un asesino y bastaba con arrepentirse y recibir la absolución para quedar perdonado. No es necesario ser creyente para quedar fascinado por la estética de ese desfile de cardenales que discurre con un ritmo muy medido bajo los frescos de Rafael. No crees en Dios, pero te saltan las lágrimas cuando en la noche sevillana oyes una saeta y ves pasar en medio del silencio al Cristo de los gitanos. No crees en Dios pero te estremeces al oír el Aleluya de El Mesías de Händel en una catedral encendida en oro por todas partes. No crees en Dios, pero guardas cinco horas de cola por ver un Papa muerto en una caja. Si te dan a elegir ¿qué prefieres, la fe desnuda o esta bellísima cáscara de la liturgia?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
_
_