‘Caso cerrado’ y MAR, de lo correcto a lo impresentable
Tras escuchar en ‘Lo de Évole’ a los muy educados Fernando Simón y Salvador Illa hablar sobre la gestión de la pandemia, el jefe de gabinete de Ayusopuso en duda públicamente las declaraciones de los familiares

Los 92 capítulos de la serie policíaca Caso cerrado confirman lo ya sabido: que la BBC sigue invicta a la hora de producir y difundir tramas detectivescas, algo similar a las declaraciones de ese tándem de sobrados de taberna que ocupan la antigua Dirección General de Seguridad en la madrileña Puerta del Sol y que ahora se llama Sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, que también resultan invencibles en lo referente a la falta de empatía.
El comisario Peter Boyd lidera un reducido grupo policial que trata de solucionar casos de asesinatos sin resolver y que ahora, en los primeros años del siglo XXI, pueden ser aclarados al utilizarse una tecnología más avanzada. Una de las virtudes de la serie creada por Barbara Machin es la de que los casos que plantea se resuelven en dos capítulos, que no es necesario esperar 10 o 12 horas para saber si el asesino es el mayordomo. Y si se habla de virtudes, habrá que incluir un reparto excelente en el que destaca Trevor Eve como el líder del grupo.
Se señala en las redes que Caso cerrado (Movistar Plus+) comenzó su andadura al mismo tiempo que CSI: Las Vegas, series que pueden coincidir en aplicar técnicas forenses de última generación, pero con una salvedad: al comisario Peter Boyd no se le caen los anillos por reírse con rotundidad cuando los diálogos lo requieren, algo impensable en el caso del criminalista y experto en entomología Gil Grissom.
“Si lo hubiera sabido, habría sacado a mi madre.” Cinco años después, la herida de las residencias de Madrid sigue abierta. #LoDeSimón pic.twitter.com/tgU8i1P0yv
— Lo de Évole (@LoDeEvole) February 16, 2025
Cosa distinta es esa pareja de la Puerta del Sol que con notable constancia en las torpezas han conseguido que la gestión de la pandemia de la covid se pueda resumir en una cifra: 7.291, los mayores muertos en las residencias sin ser trasladados a los hospitales por una decisión del gobierno de Díaz Ayuso. Tras escuchar el pasado domingo en Lo de Évole a los muy educados Fernando Simón y Salvador Illa hablar sobre la gestión de la pandemia, el jefe de gabinete de Ayuso tuvo a bien poner en duda públicamente las declaraciones de los familiares de las víctimas de la covid. El revuelo que se armó fue lo suficientemente grande para que el susodicho tuviera que rectificar, también públicamente. Wyoming lo resumió bien: “Miguel Ángel Rodríguez arrepintiéndose de lo que hizo la noche anterior es ya un clásico”. Y una sugerencia: hagan una serie sobre MAR e IDA. Podría llamarse Marida.
Confirmo que el primer testimonio del programa de Évole es la hija de una fallecida. Pido disculpas por el error
— MÁR (@marodriguezb) February 17, 2025
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