Su fotografía

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Las tomas famosas en las que capta instantes cruciales de la vida moderna de la antigua capital del Tahuantinsuyo (por ejemplo, el primer vuelo aéreo a cargo de Velasco Astete) estarían, más bien, en el punto intermedio de ambas modalidades.

El investigador peruano Jorge Heredia, radicado en Ámsterdam, Holanda, asevera que la obra del fotógrafo ha sido revalorada desde fines de los años 1970 con resultados muy diversos, quizá tan heterogéneos como la naturaleza del mismo legado, cuya densidad, agrega, permite destacar cualquier punto de apoyo para todo tipo de presentación.

El ha sido fotógrafo de blancos que codiciaban sus imágenes, pero también de indios y mestizos.

— Jorge Heredia

Heredia también afirma que el artista puede ser tomado "como un fotógrafo documental al pie de la letra" y también puede "acercársele a cierto formalismo o ser considerado sin más como un llano producto artístico, así como hizo el pictorialismo en su época".

Se dice que tuvo un claro sentido práctico como profesional de la imagen. Esto lo indican especialistas en la materia como el cineasta José Carlos Huayhuaca, autor del libro "Martín Chambi, fotógrafo", quien sentencia que éste era un hombre "con los pies en la tierra", aunque no al punto de hacer cosas por razones monetarias, pues de lo contrario se hubiese quedado en Arequipa, donde tenía más posibilidades que en el Cuzco. Una de las etapas de su vida pocas veces mencionada en detalle ha sido su labor de reportero gráfico para el diario "La Crónica" y la revista "Variedades" (1920-1927), publicaciones peruanas que ilustraron muchas de sus páginas durante el oncenio de Augusto B. Leguía y Salcedo con fotografías inéditas de Chambi, todas ellas muy sugestivas, nítidas y perfectamente concebidas.

Acontecimientos, curiosidades, hechos singulares, noticias en suma, era lo que el lente puneño, adoptado por el Cuzco, reveló en el trabajo diario, y no sólo para la capital limeña, sino también para la ciudad cosmopolita de Buenos Aires, donde colaboró en el diario "La Nación".

Y es que su obra trasciende preocupaciones personales y llega a calar a fondo en el alma colectiva del pueblo. En su caso, el arte fotográfico no deviene verticalmente de parámetros indigenistas, como podría creerse, aunque aquel estímulo de reivindicación lo ayudó a tomar conciencia de su identidad cultural, sino que se enriquece verdaderamente de sí mismo, como artista que fue en el esfuerzo por captar lo singular de cada persona, situación o paisaje.

Tras disfrutar en vida del reconocimiento de la crítica, de la prensa y del público, sufrió un decaimiento de su salud y quizá también de su obra. Pese a ello, en 1958, al celebrar sus bodas de oro como profesional, su figura se renovó e incluso recobró presencia en los medios de comunicación en entrevistas y reportajes. Parte importante del archivo Chambi, estuvo bajo el cuidado de su hija Julia, y hasta el fallecimiento de ésta el 15 de octubre de 2006, ha viajado por distintos países de Latinoamérica. La iniciativa de observar las reproducciones partió de las mismas instituciones y asociaciones extranjeras, como el Colectivo de fotógrafos de Uruguay; el Museo San Martín de Argentina; el Palacio de Bellas Artes de Chile y los Amigos de la Fotografía de São Paulo, Brasil.

El archivo cuyas placas se conservan bien por el clima seco del Cuzco y la atención de la familia, debería contar de todas formas con una inmejorable infraestructura que proteja el valioso material.

Todo se conserva en las cajas que dejó mi abuelo, con su propia clasificación de puño y letra. Son alrededor de 30.000 placas; más 12.000 a 15.000 fotografías en rollos, que es un reciente descubrimiento cuyos detalles pronto publicaremos.

— Teo Allain Chambi, nieto del artista y Director del Archivo Fotográfico Martín Chambi

A pesar de sus declaraciones anteriores, el nieto del artista, reconoce, sin embargo, la necesidad de una sistematización digital del trabajo, para que así ya no se manipulen directamente las placas o las fotos.

Sólo después de su muerte, acaecida en 1973, su obra ha vuelto a ser estudiada, apreciada y admirada por todo el mundo, a partir de exposiciones internacionales, como la que se realizó a mediados de la década de los años 1990 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, España, o la más reciente, en noviembre de 2001, en París, Francia, en los sobrios ambientes del Instituto Cervantes.

Quedan en la memoria fotos notables como Víctor Mendívil con un campesino de Paruro (1932), Organista en la capilla de Tinta (1936), Orquesta de la familia Echave (Cuzco, 1931), así como la titulada Chicha y sapo, costumbres cusqueñas (1930), entre otras tomas.

Es necesario mencionar que, no obstante el esfuerzo del propio fotógrafo por difundir su obra (exposiciones en el interior, en Lima y fuera del país así lo comprueban), ésta no logró quedar en la memoria de los hombres y mujeres de su país sino hasta hace pocos años, en que recién el nombre de Martín Chambi nos dice tanto como sus impresionantes imágenes.

Referencias

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